miércoles, 14 de marzo de 2018

Café triste con Hawking





Cincuenta años después de lo que decían los médicos, exactamente tres años después de lo que decían los supersticiosos (3,14-15) y muchos años antes de lo que él hubiera deseado, justamente el día del número Pi ha fallecido el eminente científico Stephen Hawking. Finalmente no ha podido cumplir uno de sus sueños, quizá el menos trascendete para la humanidad, pero tal vez el que más ilusión le hacía: viajar al espacio.

En su memoria os propongo una música que todos relacionamos con el espacio, tal vez por la ausencia de tonalidad que atraiga a las frases y que proporcione arcos a los que agarrarse, provocando esa sensación de ingravidez tan antinatural como atractiva

Hace ya casi un siglo que se estrenó esta suite dedicada a los planetas y su representación como deidades mitológicas aunque habría que decir que la dedicatoria se encuentra más cercana a la meditación de tipo astrológico, aunque es inevitable la conexión con los caracteres de los dioses, que nos resultan tan teatrales y cinematográficos.
El más cromático de todos, el más espacial, tal vez sea Neptuno, ingrávido tanto en su versión espacial como en su versión marina, flotando entre sirenas o asteroides de hielo. No sabemos muy bien si esas sirenas con la que acaba la obra nos están atrayendo a la perdición o nos están despidiendo en nuestro imparable camino.
Buen viaje, profesor Hawking




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